martes, 20 de diciembre de 2011

¿QUÉ ESCOGEMOS CUANDO LLEGA EL MOMENTO, EL SENTIDO DE LA NAVIDAD O EL MODELO QUE NOS PINTA LA SOCIEDAD?

Pensativa y abstraída en un mundo de ideas que mi mente asimila como su segunda casa, especulo y recapacito cada dos minutos qué entendemos por Navidad. Sé que es un tema demasiado polémico para una pequeña adolescente que no ha vivido demasiadas experiencias, pero tengo la sensación y no me gustaría que fuera cierto de que estamos en el camino erróneo, cuando miramos la Navidad. La época más preciosa, sentimental y con cierta similitud a esos conectores de La Lengua que unen varias frases simples, puesto que estas fechas, en las que ahora nos metemos, sirven para unir a todas las familias, para comer con nuestros abuelos y cantar villancicos con nuestros amigos. 

Existen los pensamientos generales:

1-     La Navidad es la época de la natividad de Jesucristo, (para los cristianos).
2-     La Navidad es una época, en la que celebramos la llegada del año nuevo y nos reunimos con la familia, para hacer balances de el año vivido, (para los no cristianos)

Pero ¿qué se hace o se debe de hacer con las personas que opinan que es tiempo de regalos? ¿Quiénes son estas personas? Pues os lo diré ahora mismo, la mitad de este mísero e infernal mundo. He pasado mies y miles de Navidades, creyendo en que todos teníamos el mismo pensamiento, pero creo que no estoy acertando y me atrevería a decir que me estoy alejando cada día un poco más de esta absurda realidad en la que vivimos, en la que todos somos títeres de otras personas, por ejemplo, yo soy de mi madre, mi madre es de mi abuela, los funcionarios del ayuntamiento, los secretarios de los jefes, pero lo peor de todo y que más me impacta, es que nosotros lo somos de la sociedad. En parte, es un ironía pensar, que los “propietarios” de esta sociedad nos estemos haciendo daño a nosotros mismos.

Me pregunto, ¿Qué es la sociedad?, ¿Ella es la que nos mete ideas materialistas en la cabeza?  Y es que llega la hora de volver a casa después de haber escuchado seis horas de diferentes materias, te subes al coche con tu padre, te lleva a casa y en el buzón, no te encuentras como tú querías, una sonrisa de par en par adjuntada a una nota que te dijera, que vas a pasar unas inolvidables Navidades con tus familiares y amigos, ni tampoco el sentido de la Navidad en un pergamino escrito por el propio Jesucristo, pero lo que sí te encuentras, porque la sociedad tiene la virtud de recordártelo, es el catálogo de juguetes que todos los años te cuelan para incitarte a comprar. ¿Por qué lo hacen? ¿Es que acaso se nos olvidó el camino a la tienda? Me diréis, pues Elena, lo hacen por vender, por su propio bien, para ganar y poder comer, es ley de vida. Obviamente que lo harán por eso, pero esa pequeña acción que todos los años ocurre repetitivamente, no es la única.
Anuncios televisivos, revistas o catálogos, sms por el móvil, mensajes en redes sociales o personas que te intentan vender algo, nos invaden el mes de noviembre-diciembre y me preguntó ¿Por qué no lo harán también el resto del año? ¿No tienen que comer ya? ¿Se abastecieron lo suficiente para no comer los 305 días que faltarían para volver a las mismas fechas?
Lo que mejor me parece de la sociedad, no es que se beneficien con la Navidad, si no que aparte de esta época, hay muchísimas más que han inventado para poder beneficiarse, y nosotros, incrédulos hasta nuestro fin, seguimos el rollo de papel que nos dejan del baño hasta sus tiendas (San Valentín, Día de la madre, Día del padre, Reyes Magos, Papa Noel, Amigos invisibles… son algunas fiestas en las que nos vemos envueltos sin querer enrollarnos en ellas).
Todos, y recalco lo de todos, tenemos el mismo derecho como dicen los estatutos de vivir en el libre pensamiento, pero quiero hacer recapacitar a la gente, que toma por Navidad=Regalos, qué es para ellos el sentido de la Navidad, que busquen en algún pequeño escondrijo de su pequeño corazón y mascullen o balbuceen, si les da miedo contarlo, qué es para ellos está época del año, porque no creo que nadie piense en regalos, luces y comida, no. Lo que creo y de verdad me incita a seguir escribiendo, es que la sociedad es la única que nos ha plasmado esta idea. Por que si viviéramos en un mundo en el que todos pasáramos inadvertidos, en el que cada uno pudiera dar su opinión y elegir la opción que considere más correcta, sin que nadie le presionara, estoy segura de que elegiríamos una de las dos primeras que puse, porque la Navidad es un mundo lleno de alegría, respeto, solidaridad y amor.
La Navidad, cuando yo llegó a casa de mis abuelos, no es simplemente las castañas que vamos a comprar a la Plaza de España, ni las luces del árbol de Navidad que tienen en una esquinita, por no molestar demasiado, tampoco son todos aquellos polvorones que sacan o las paletillas que se zapan, no. La Navidad, en casa de mis abuelos, es reunirnos con nuestra familia entera, celebrar la llegada del nacimiento de Jesús, amarnos hasta destrozarnos, buscar como locos a alguien del barrio que sepa tocar cualquier instrumento para cantar un villancico, la Navidad para mí es especial, es la típica broma que mi abuelo gasta todos los años y que no me canso de escucharla, es ver a mi abuela feliz por tener a todos sus nietos, hijos y hermanos, cerca suya, es tener una familia unida y por encima de todo divertirnos, disfrutar, celebrar la natividad del señor y por supuesto no tiene nada que ver con los regalos. Que es lo que únicamente le interesa a la sociedad.

Intuyo que mi ensayo es un poco negativo, así que comentaré, pero solo de refilón para que sepáis mis pensamientos tan nítidamente como yo los tengo plasmados, que la sociedad hace mil cosas buenas por nosotros, nos previene de enfermedades haciendo campañas, nos coloca publicidad para favorecer y contribuir a nuestra buena y saludable vida o nos comunica información. Claro que, no sirve de nada si luego las acciones malas que concibe y realiza superan a las buenas.

La Navidad es una de las épocas más sublimes, personales y especiales, que hayamos podido conocer, por qué no pasarlas como nosotros queramos, por qué no tener en mente nuestro propio modelo de Navidad y no el que nos dicen, seguro que sería más efectivo. No digo que omitamos los regalos, por supuesto que no, es algo imposible, además los regalos también significan amor, compromiso, amistad, etc, pero lo que intento explicar es que sería más precioso tener una Navidad, en la que esa persona tan incitante y aprovechada persona, llamada sociedad, no esté presente. 


¡Feliz Navidad y próspero año nuevo! :) 

lunes, 19 de diciembre de 2011

viernes, 16 de diciembre de 2011

¿PODRÍA CONTRIBUIR LA FILOSOFÍA A LA CONQUISTA DE LA FELICIDAD?

Me hago muchas preguntas con respecto a mi futuro ¿Qué haré dentro de unos años? ¿Seré doctora? ¿Tendré valor para elegir esa carrera? ¿Me dará le felicidad? ¿Será una felicidad incompleta? ¿Completa? Desde luego que la carrera que elegiré para mi futuro me dará bienestar, comodidad, alegría, pero no una completa y entera felicidad.

Me parece un poco incoherente que la dichosa felicidad que todo el mundo quiere tener presente y que poca gente consigue, la excluyamos de los factores externos. No quiero decir que solo el placer dé la felicidad, ni mucho menos, lo que he querido expresar es que nuestra manía de decir, que la felicidad solo consiste en estar bien con uno mismo, sin necesidad de la interacción de algo exterior o material, es errónea.
Porque la felicidad, primeramente, no se explica por la posesión de un sentimiento o emoción, aunque debo decir, que tampoco por un objeto material. Si no por un cúmulo de cosas que te hacen un íntegro y perfecto bienestar. Es decir, tanto por factores externos (dinero, amor, familia…) como factores internos (buena salud mental, un sano organismo…).

Y ahora digo yo, ¿Y por qué no la filosofía? ¿Por qué no la filosofía nos ayuda a la conquista de la felicidad? De esa montaña rusa, en la que subimos y bajamos constantemente y por la cual, digo que un conjunto de cosas, son las que te llevan a tener una felicidad remota y próspera.
Solemos atribuir el término filosofía a quebraderos de cabeza, a locuras de personas que probablemente, no tenían otra cosa mejor que hacer que inventar un método de comprensión de la realidad, pero no es así.

La filosofía, que proviene de philos (tendencia, amor, amistad) y sophia (sabiduría), es la responsable de enseñarnos a pensar, a mejorar, a buscar un fundamento, a encontrar experiencias humanas, a ser más racionales de lo que podemos ser, a decir que algunas cosas pueden ser falsas. Es la que nos unió más con la ciencia, la que hace que digamos nuestra opinión personal razonadamente y la que nos otorga con frases dignas de cualquier persona, producidas por antiguos precursores de ella. Como Descartes, con su frase “Pienso, luego existo”.
Todo esto y más, hacen que la filosofía sea un saber racional que en sus orígenes empezó como mítico y que nos conlleve a una vida más llevadera. Para ser más explícita, todo lo antedicho son algunas de las miles y miles de características positivas (que desconozco la mayoría, pero me encantaría estudiarlas una a una) que tiene la filosofía y claro está, que si nos ayuda a tantas cosas podrá ser uno de esos factores que comencé diciendo, de nuestra felicidad.
La verdad, no sabría decir si es un factor interno o externo, pero de que es un factor, estoy segura.

Este tema, supongo, que se lo habrán planteado alguna vez, Aristóteles, Platón, Sócrates, Descartes y demás filósofos y estoy segura que todos ellos, habrán llegado a la misma conclusión, que es en la espero que coincidamos toda la clase, que la filosofía es un buen método para contribuir a la felicidad, pero no es un método para conseguirla.
De hecho, la filosofía surgió mucho después de nuestra especie y todavía no he oído hablar de nadie que en esa época no haya podido ser feliz sin su necesidad. El problema es que ahora sabemos de su existencia, que la conocemos y hemos estudiado, leído u oído y me parece que sí podríamos vivir sin el término Filosofía porque es abstracto, pero no sin su fin, dotar al mundo de orden y sentido. Porque como ya sabemos nos gustan las cosas fáciles y una ayuda tampoco viene mal.

A mi parecer, cuando nosotros conseguimos que nuestra vida esté en plena armonía con el mundo exterior e interior, ya hemos aplicado parte de la filosofía, como la de dar sentido a nuestra existencia y encontrar la felicidad. Creo que una vez hecho esto, los objetivos que los filósofos se planteaban en relación a este tema, están abastecidos.

Para terminar, quiero decir que gracias a que alguien, anterior a nosotros, se planteó el tema o ha tratado de comprender la felicidad, a lo largo de su vida, ahora, es un de los objetivos más cotizados en nosotros, todo el mundo está en su búsqueda y coge, utiliza o abstrae los diferentes métodos de comprensión de la realidad para ayudarse. Porque aunque todos ellos, tengan su propia linterna alumbrando a un lugar específico y sombreando otro que quiera pasar por alto, todos ayudan a contribuir en ese objetivo común y genérico como es la felicidad. Y sobre todo la Filosofía. 


domingo, 4 de diciembre de 2011

¿Qué fuerza extraña me impide decirle a mi madre todo lo que la quiero?

Me suelo preguntar por qué me guardo las cosas, por qué no quiero que nadie sepa mis sentimientos, por qué soy cerrada incluso con mis amigas, pero también me pregunto ¿Es que acaso a la gente le interesa algo mis impresiones, pasiones o emociones, lo que se mueva dentro de mi, lo que me impulse a realizar una acción o lo que me haga quedar callada en las clases de filosofía? Para ser sincera, no lo se, nunca me he preguntado tantas cosas desde que empecé el curso y sobre todo, desde que empecé a conocer qué es la filosofía y aprendí el sentido de filosofear.

Pero nada de esto anterior me importa en este ensayo que voy a comenzar. Lo que de verdad me corre por la mente, siempre muy rápido porque nunca me paro a pensarlo, es el por qué no le digo a mi madre cuánto la quiero, cuánto la necesito, que lo más probable es que mi mundo se cayera si ella no estuviese a mi lado, que me importa demasiado, más que el chico que me vuelva loca o las mil amigas con los que paso algunas tardes.
No lo entiendo, siempre la tengo tan cerca y no soy capaz de decirle nada, será porque me dará vergüenza o porque tendré pánico al achuchón de besos que mi acción conllevará, pero creo que no son ni las mínimas excusas para no poder gritarle, que me muero por estar en sus brazos toda una eternidad o dos si hiciera falta. Y es que lo único que me sale del interior, cuando veo a mi madre cerca es un pequeño suspiro que me mata por dentro y que espero que siempre que lo oiga lo interprete como algo bueno, porque lo es.

Todos los días que subo algo al blog, algún ensayo, textos, comentarios, todo, todo se lo enseñó posteriormente a mi madre para que me juzgue, aunque no sea muy buena juzgándome porque es la que me trajo a este mundo tan efímero y siempre me lo hace positivamente. A lo que quiero llegar, es que una vez haya terminado esto, no voy a ser capaz de enseñárselo, ni incluso decirle que he hecho una entrada de ella y que se me ha quedado corta. Pero ¿por qué?, ¿son sus incitantes llamadas a todas horas para saber mi paradero las que me echan para atrás? ¿Son sus terribles sermones que pueden durar horas? ¿O sus preguntas e informes que me hace de mis amigos? ¿Qué clase de realidad, o de fuerza me hace no poder decirle todo lo que siento, todo lo que le agradezco que me haya convertido en una señorita hecha y derecha? Y lo más importante, ¿cómo puedo quitarla, destruirla, avasallarla, derribarla?  Porque me hace falta quitarme esa sensación de encima y ya no por mí, si no por mi madre que le gustaría estar al tanto, creo yo.

Sí, mi madre también son de las que cada vez que estoy en el ordenador viene a darme un beso para ver qué estoy haciendo, son de las que se emocionan con cualquier tonterías y encima te hace emocionarte a ti también, son de las que me coloca la ropa los sábados cuando dejo la habitación como una leonera, para luego ponerme lo que en un principio me dijo ella, son de las siempre me viene con refranes de las mentiras, son de las que me trae mil cosas para comer, aún diciéndole que no tengo más hambre que voy a terminar explotando como una bombona. Es muchas cosas, pero por encima de todos sus defectos la quiero tanto que no podría concretarlo con un número porque si lo dijese, no existiría.
Le hecho cosas en cara, me enfado, soy inmadura en ciertos momentos pataleo cuando no tengo lo que quiero, grito, lloro por su actitud ante ciertas situaciones, pero nunca le digo lo bueno. Me gustaría decirle que cuando llega el día de su cumpleaños no tengo la menos idea de qué regalo comprarle, porque pienso que todo es poco para lo que se merece, me encantaría dedicarle un trillón de hojas y no se me acabarían las palabras para definirla, porque es ella, la persona que me acoge, que me da consejos, que me mima, que me ayuda, que me salva de los castigos infernales de mi padre que también le quiero, por cierto.

Si a nadie le ocurriera esto, empezaré a replantearme todas aquellas preguntas que me hice al principio del ensayo y pensaré que es un problema que tengo que empezar a solucionar en este mismo instante, pero de momento es una duda que me desgasta. Aparte de lo que ya sabía sobre mi madre, lo que saco en claro de este ensayo es que jamás en la vida encontraré una ternura mejor, más profunda y desinteresada que la de ella, que la de todas vuestras madres.

Es más desde aquí hago un llamada para que todos aquellos que lean este ensayo intenten expresar a su madre todo lo que sienten por ella, porque YO LO VOY HA HACER.

lunes, 28 de noviembre de 2011

¿Sinceridad o falsedad?

Hay cosas que realmente en la vida uno tiene que preguntarse, y yo en este ensayo me cuestiono una y otra vez, qué es mejor la sinceridad o la falsedad, quiero decir, que es más correcto en nuestro pequeño camino, ser sincero o ser una pequeña sabandija mentirosa.
Me sale una sonrisa cada vez que escucho a la gente comentar, que es mejor vivir en un mundo considerado y sincero, que es más fácil afrontar los problemas con las miles y miles de verdades que forman nuestra larga e intensa vida y que seríamos más felices con ellas. ¿Es que acaso los mentirosos no son felices? ¿Es que la verdad es una medicina para sonreír un millón de veces al día? ¿A qué llamamos verdad y mentira? Para mí solo son conceptos en el aire, que no se pueden tocar, que no puedes culparlos ni cambiarlos. Y claro que un mentiroso es feliz, lo único que hace es transformar la verdad en completas falsedades de mayor o menor intensidad en las que luego ellos, no se ven implicados. ¿Entonces qué es lo mejor? Si todos sabemos que las verdades pueden ser también malas ¿Por qué queremos enfrentarnos a lo malo? ¿No sería mejor la mentira? Y si fuera mejor, por qué nos da miedo utilizarla. 
En verdad (y valga la redundancia), es que hay demasiadas preguntas para una persona con tan poca experiencia en la vida como soy yo. Pero el pequeño tramo y recorrido que he llevado hasta estos días, me cuenta que no nos gustan tanto como creemos las verdades, solo nos gustan las buenas verdades, ¿pero qué es una buena verdad?
No entiendo por qué la gente quiere que la verdad sea su compañera de viaje, si luego ni ella misma puede aceptarla.

Dicen que mentir es un pecado, pues sí soy pecadora y me resulta complicado decirlo, cuando no me considero así. Hoy en día la mayoría del mundo ha mentido en su vida, ya sea por ocultar secretos, por compasión, por amor, por miedo a la realidad, etc. ¿Todos somos pecadores? ¿Los políticos son pecadores? ¿Por qué nos mienten los políticos? No creo que una mentira sin maldad sea equivalente a un pecado.

-La verdad, un enunciado correcto y no falso. Un enunciado que suele ser bueno, que elimina problemas, que te hace ser más noble y más honrado, que en ocasiones puede ser malo e incluso desagradable, que puede conllevar efectos negativos o positivos.
-La mentira, palabras que se las lleva el viento, palabras sin razón, sin sitio en la amistad ni en las relaciones sociales, sin comprensión, pero que pueden ayudar a pasar malos tragos, que pueden ser buenas muy en el fondo, que tienen un sentido positivo en algunas situaciones y que actualmente y muy a nuestro pesar, las utilizamos como recurso con demasiada frecuencia.

La verdad y la mentira, se aplican a situaciones de las que no conocemos su origen. Con esto quiero decir que solo quién las aplica sabe la respuesta de cómo y por qué escogió una y no la otra opción.

En conclusión, no tengo conocimiento de cuál es y será por siempre, la mejor opción pero creo que el Mundo entero está en su derecho de elegir su propia opción entre estas palabras tan opuestas, asimilando las consecuencias y acciones que desencadenarán, como hemos estado haciendo hasta el año en el que vivimos.




jueves, 10 de noviembre de 2011

¿Por qué nos intimida hablar en el aula?

Recuerdo que una vez  tuve que salir a hacer una exposición oral de historia, me lo sabía fenomenal, tenía todo preparado, un esquema hecho para poder expresarme sin complicaciones, en fin, todo lo que alguien que se lo prepare pueda tener. Incluso podría decir que estaba segura, segura de mí misma, convencida de que lo iba a hacer sorprendentemente mejor que nadie, entonces fue cuando pasó, estaba subiendo las escaleras y como todo el mundo hablaba de eso mi corazón latió más fuerte y deprisa, nada fuera de lo normal, pero fue entrar en el aula y venirme abajo, pensar en que no iba a poder hacerlo, empezar a creerme inferior a los demás, pensar que se me iba a olvidar todo, que me iba a quedar en blanco, el final de la historia pensareis que fue bueno. Pues no, me quedé en blanco y todos mis temores se hicieron realidad.
Y es que ahora mirándolo desde lejos, desde otro punto de vista me empiezo a preguntar, por qué no lo hice como tenía que haberlo hecho, por qué los nervios pudieron conmigo, por qué me dejé arrastrar por el desasosiego que tenía y muy importante por qué el miedo me ganó ese pulso. Me hago todas esas preguntas porque mi situación era la siguiente: estaba frente a un grupo de chicos y chicas y que por suerte los conocía de toda mi vida (desde preescolar) con demasiada confianza, tanta que a veces daba asco, como se suele decir.
Y desde ese día reflexiono una y otra vez, ¿Qué hice?, ¿Un grupo de chicos conocidos y una chica segura de sí misma?, ¿Qué podría haber salido mal? Pues os lo diré ahora mismo. Los profesores dicen que nos enfrentemos al problema, que no ocurrirá nada, que no tengamos vergüenza ¡Vergüenza! Quién ha dicho que tengamos nosotros vergüenza, nosotros que somos los del S.XXI, que llegamos a un lugar desconocido y exploramos hasta averiguar todo o que cuando entramos en una discoteca podemos llegar a flirtear con alguien al que apenas hemos conocido. No señores, no tenemos vergüenza, tenemos miedo, pánico por fracasar, pánico porque los demás nos digan que lo hemos hecho mal, que tendríamos que haberlo hecho mejor, que no se nos ha entendido, y más y más cosas. Porque somos así de crueles, echamos a los demás por tierra sin ningún sentido, solo por quedar bien o por interés propio, sin darnos cuenta de que lo han hecho como han podido y que se han esforzado. Y es que a veces pienso que somos demasiado egocéntricos para convivir en sociedad. No digo que todo el mundo sea así pero creo que sí la mayoría.

No sólo por eso tenemos miedo a hablar en público. Quiero destacar que habrá gente a la que le cueste más o menos, pero eso depende de su personalidad y timidez.

Nos cuesta porque primeramente, nuestros padres, familiares o amigos con los que hemos ensayado el “discursito” nos piden dar todo de nosotros, llegar a un peldaño de la escalera de la honradez, por decirlo de algún modo, y a lo que quiero llegar es que no sólo ellos nos lo piden, nosotros mismos nos lo pedimos, nos ponemos obstáculos y barreras a alcanzar y a superar, pero aquí no acaba la cosa, si ya de por sí tienes el peso de tus familiares y tu propio tu queriendo que demuestres lo que eres y lo que vales, también tienes el del profesor que claramente y por motivos de educación y  aprendizaje te lo pone en un lugar muchísimo más alto de lo que tu esperabas. Pero nosotros que somos seres racionales, pensamos que queremos buena nota y que podemos. Y el destino como siempre es adverso a nuestros pensamientos, en el momento que cruzas la barrera de la puerta de tu clase, tienes nervios, el peso de todo lo antedicho está en tu cabeza en ese momento, toda la gente mirando en frente tuya esperando a que te equivoques o no, el profesor echándote un ojo para ponerte pegas (siempre quieren poner pegas aún sabiendo que lo intentamos hacer lo mejor posible), tú intentando recordar esos resúmenes anteriores que hiciste y lo bien que te lo sabías, la realidad, pues que no te sale bien.
Seguro que quién lea esto y sea adulto pensará que son bobadas, pero es porque no se ponen en nuestro lugar, en ese instante tú pierdes los nervios se te van las ideas y hay gente que incluso puede llegar a llorar, pero no porque no nos lo sepamos, si no por la impotencia que tenemos de llevar en nuestra pequeña mente todos los datos que he comentado, no porque tengamos vergüenza ni mucho menos.

En conclusión, ya se que tenemos mil pautas para poder hablar en público pero no las suficientes para que nosotros, los jóvenes de mi edad, podamos con tan poca experiencia de la vida enfrentarnos a un público tan crítico y a una situación tan inestable como es la de hablar en un aula.




martes, 1 de noviembre de 2011

¿Existe un modelo privilegiado de comprehensión de lo real?

Hay distintas formas de comprender lo real. Se puede conocer a través de ficciones, de interpretaciones, de modelos de comprensión, etc. Dentro de los modelos de comprensión, está la ciencia, el arte, la religión, la magia, el pensamiento mítico, la filosofía, los sueños, la música, la literatura y más con los que puede verse la realidad. Pero todos ellos tienen distintas maneras de interpretarla, porque tienen distintas capacidades, distintos estudios, distintas visiones, en general cada uno son distintos en sí. Por ejemplo mientras que la ciencia busca fenómenos científicos para enterarse de cómo se creo la Tierra, la religión cree que la Tierra la creó Dios.
Cada uno tiene sus propias linternas alumbrando. Habrá algunas de color rojo que vean menos que las de luz blanca, u otras que ni siquiera se puedan encender.
                                                 
No hay ningún tipo de modelo, hasta ahora mismo existente, que nos presente la auténtica realidad en la que vivimos. Porque la verdad es que no importa cuál es la mejor manera de ver la realidad, si no qué quieren coger cada uno de esos modelos. Cada uno alumbra con su linterna, ya sea eficiente o no, lo que quiere ver no todo aquello que pueda ser posible de observar.
Por ejemplo, en la religión no se busca respuestas lógicas, buscan milagros, se basan en un Dios y en todo su poder y en lo único en que se fijan es en la Biblia, Iglesia y en la Fe, olvidan lo científico, lo que a lo mejor, podíamos llamar real, (y en este apartado quiero decir que soy cristiana, creyente y practicante, pero también estoy abierta a otro tipo de teorías o como en este ensayo hago referencia, a otros tipos de comprehensión, de coger la realidad en la vivimos y darle un giro de 180º para poder ponerme al corriente de dónde estoy metida)
En cambio, la ciencia quiere llevar un método científico, no le interesa  respuestas irracionales porque se basa en la razón, en el estudio de ella, en la demostración y experimentación de todo aquello que quiera. La filosofía por poner otro ejemplo, es un saber acerca de la totalidad de las experiencias humanas, racional, radical, íntegra y crítica. Los sueños buscan las fantasías, la ficción, la utopía por la que viajar en algunos instantes de la noche, aunque a veces no sean recordadas.
Con todo esto quiero decir que la mejor manera de ver la realidad es la nuestra propia. Porque cada manera de comprensión, no te manipula, pero te incita a mirar para su lado, haciéndote creer que es la mejor opción.

De hecho para mí solo hay dos maneras para ver la realidad que engloba todos aquellos métodos y maneras que he antedicho. Una manera objetiva, o subjetiva, a partir de ese punto central en el que todos vivimos cada uno hace sus cavilaciones, sus cálculos, para vivir en su propia realidad ya sea optimista o pesimista. Y todos los modelos de comprensión como la ciencia, la religión, filosofía, etc, son facilidades o dificultades, a las que agarrarse en determinados momentos.
Debo decir también, que la frase que dijo una vez un filósofo de “Pienso luego existo” me hizo reflexionar que los humanos tenemos dos pasos para ver la realidad: el primero es el que captamos con nuestros sentidos y el segundo, es el que captamos con la razón y la imaginación.    

domingo, 23 de octubre de 2011

¿Por qué discutimos?

Estamos en casa y tu hermano/a quiere poner una cadena determinada en la televisión a lo que tú, no estando de acuerdo te pones en tu lugar respondiendo que querías ver otra cosa. Y obviamente, se empieza a discutir.

Cuando cualquier persona escucha la palabra disputa, su pequeña “maquinita” le lleva a encadenar ese término con un enfrentamiento, una rivalidad o competición que normalmente (piensa la gente) que es agresiva. Pero no creo que la persona que puso esos siete fonemas al sustantivo disputa, piense o corrobore que ese significado es cierto. Es más, me atrevería a decir que discutirían por ello.
Y es que para mí, dos personas que entran en una discusión, son aquellas dos que han firmado un contrato de antemano. El contrato del respeto y compromiso por todas aquellas opiniones, ya sean buenas o malas o justificables o no. Cuando tú hablas con tu hermano/a sobre qué programa hay que ver entonces, los dos os intentáis poner en un pequeño mundo en el que tanto tú como él/ella podáis entender y coger, si os perece buena, las ideas mutuas, y acordar cuál programa podríais poner esa noche.  
Con todo esto quiero recalcar, que el significado de discutir es intercambiar puntos de vista, y las discusiones no tiene por qué ser de malas formas ni acaloradas, si no una lluvia de ideas que pueden estar contrapuestas o incluso en algunos momentos ser similares.

Basándome en estos pilares que cimentan mi opinión y dan peso a mi tesis, voy a proceder a desarrollarla con otras ideas.
Al igual que hay varios sistemas de comprehensión de la realidad, hay diferentes personalidades y temperamentos de ver las discusiones. Y con esto me voy a explicar. Me diréis que una discusión puede ser de dos tipos, las que están antedichas y las discusiones, que llamamos peleas.
En las peleas, como a todo el mundo le habrá pasado, os habréis topado con gente que siempre quiere llevar la razón, que nunca escucha a los demás y que a veces, le afloran los peores sentimientos que tiene dentro para decir su opinión, pero con un mal uso de su palabra. Y a esto, yo muy bien inculcada por mi madre, quiero apostillar que de todo el mundo se aprende. Que si no nos cerráramos al “charlar” y abriéramos la mente para ponernos en el lugar del otro, sería más fácil conocer a fondo a las personas. Como ya decimos todos “A buen entendedor pocas palabras”.

A medida que avanzo con este pequeño ensayo, y no es por ser egocéntrica, me gusta más mi opinión, aunque también me pregunto más y más cosas como, ¿Para qué discutimos?, ¿Es que acaso al discutir se lleva más razón?, ¿Por qué las terceras personas de una conversación, en vez de aclarar cosas o ayudar a tener una buena conversación, enzarzan más las peleas?, y otras tantas más que no he puesto por solidaridad hacia vuestra persona, para que no tengáis que leer demasiado.
Con respecto a la última pregunta, me gustaría decir una frase que dijo Albert Einstein que me parece curiosa y didáctica para todos, “Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: es la voluntad.” Os la he puesto porque creo que con voluntad las conversaciones, discusiones o peleas, como vosotros queráis llamarlas, se harán más amenas, educadas y respetuosas. Además dos no discuten si uno no quiere.



domingo, 16 de octubre de 2011

COMENTARIO DE TEXTO

Uno podría decir que lo que identifica a la filosofía no son las reglas de un discurso, sino la singularidad de un acto. Es este acto al que los enemigos de Sócrates llamaron "la corrupción de los jóvenes". Y a causa de eso, como ustedes saben, Sócrates fue sentenciado a muerte. "Corromper a los jóvenes" no es, después de todo, un mal nombre para el acto filosófico. Si ustedes entienden adecuadamente el "corromper". Aquí "corromper" significa enseñar la posibilidad de rechazar cualquier sumisión ciega a las opiniones establecidas. Corromper es dar a los jóvenes algunos medios para cambiar su visión acerca de todas las normas sociales; corromper es sustituir la imitación por el discurso y la crítica racional, e incluso, si la cuestión es una cuestión de principios, sustituir la obediencia por la revuelta. Pero esta revuelta no es ni espontánea ni agresiva considerando que es una consecuencia de principios y críticas racionales.
                                Badiou, La filosofía, otra vez Editorial Errata Naturae, Madrid, 2010,p.71-72


La filosofía es el acto de cambiar las opiniones establecidas sabiendo exponer cada uno su propia opinión y dando medios para hacerlo, siempre de forma racional sin escándalos ni revueltas agresivas.

Pero, ¿si las revueltas no eran agresivas y se basaban en utilizar la razón, por qué Sócrates fue sentenciado a muerte por ello?  

Estoy de acuerdo con todo lo que quería expresar Sócrates, lo que quería enseñar, lo que quería que hiciéramos o mejor dicho, lo que nosotros quisiéramos hacer y pensar. No le quiero contradecir pero hay algo que no se puede pasar por alto. En el texto se hace referencia que al acto de Sócrates sus enemigos lo llamaban “la corrupción de jóvenes”, enemigos, esa palabra tan indignante que no debería existir en el diccionario por motivos desagradables, por qué enemigos. ¿Es que acaso Sócrates que era un filósofo racional, moderado, que pensaba todo más a fondo que los demás y sacaba conclusiones de donde otras personas no las veían, tenía enemigos? Algo vil e injusto tendría que haber hecho para tenerlos. En este caso, ellos dicen que las revueltas, que llamaban de un modo muy desagradable (corrupción, aunque ellos no entendieran el significado de ese tipo de corrupción, yo lo llamaría liberación).

La palabra revuelta en el diccionario significa: Alboroto o alteración del orden público. Si esas revueltas de las que habla Sócrates no fueron malas o agresivas, lo primero sus enemigos no les llamarían así, pienso que algo tuvo que hacer incorrectamente. Y no le critico, al contrario me encantaría que todo el mundo pudiera dar su opinión, porque en la actualidad, los gobiernos tienen que defenderse echando por tierra a otros, sin cuestionarse que a lo mejor los otros lo han hecho por un motivo positivo, o incluso para mejorar la sociedad, desearía que dijeran lo que pensaran de verdad de sus oponentes. Pero no, ellos tienen que expresarse como si tuvieran una pistola apuntándoles en la cabeza, sin poder expresar sus ideas. Esto indica que lo que intentó Sócrates no dio buen resultado o al menos en el ámbito político bajo mi punto de vista.

Bueno retomemos el tema, sigo diciendo y recalcando que apoyo a Sócrates. Pero mi pregunta es muy simple, las revueltas se caracterizan por la razón, ¿no? Entonces por qué Sócrates fue sentenciado a muerte. A lo mejor, no usó los métodos adecuados o convenientes para llevar a cabo esa misión. Pero en esos tiempos ¿era equitativa la pena de muerte a querer ayudar a los jóvenes para expresarse?
Tal vez, si no hubiera hecho las revueltas no agresivas,  y hubiera convocado una reunión total en la que todo, todo, el mundo se enterara bien de su tarea, estoy casi segura de que la gente le apoyaría e incluso llegaría a ayudarle. La verdad es que no conozco mucho la época en la que Sócrates vivió y estoy mirándolo más bien, desde el punto de vista del s.XXI.

 Quiero decir también, que nuestro amigo filósofo escogió a los jóvenes, y yo sé porque (o por lo menos intento entenderlo). Porque somos una de las generaciones que estamos  más dispuestas a tener cambios, a revelarnos sin ser agresivos, con el diálogo, a querer expresarnos y que nos oigan, porque también estamos aquí en este mundo tan inmenso en el que más personas, no solo Sócrates, quieren mejorar el mundo, mejorar nuestras ideas, pero sobre todo mejorarnos a nosotros. Además sabiendo que no dio un resultado eficaz al 100%  pienso que ahora es nuestro turno de hacernos notar.

domingo, 9 de octubre de 2011

La música amansa a las fieras

Nunca os ha pasado que tenéis un día estresante, malo, superfluo, de aquellos días en los que no puedes levantar la cabeza, que te cuesta mucho contesta
3r las típicas preguntas de tus padres, ¿Qué tal el instituto? ¿Alguna novedad? ¿Se dio todo bien? ¿No me cuentas nada?, y más a las que no hago referencia porque todavía, no me ha llegado el momento de escribir un pequeño ensayo sobre los padres, pero llegará, no os preocupéis, tengo los 365 días del año para escribir ensayos

Bueno me entendéis que días son esos, ¿verdad? Pues imaginaos uno de ellos. Y que de repente, estáis en el coche escuchando la radio y os ponen una canción que os gusta, todo el mundo sabe lo que ocurriría, te volverías loco por esa canción te daría igual que tu madre/tu hermano/tu padre, te esté escuchando lo mal que cantas, no importa, estás relajado, te levanta el ánimo, se te olvida todo y por decirlo de alguna manera te manipula para que cambies tu estado de animo.

Sé que un cantante famoso tiene que ganar mucho dinero, pero más aún las compañías de televisión que ponen en sus anuncios canciones pegadizas, porque creo que a nadie se le va a olvidar las canciones que hacía Moviestar con las manos o las canciones de Mixta. Y ahora mi pregunta viene aquí, ¿Es que manipulan nuestras hormonas? Pensad, oís una canción triste y nos mostramos tristes, oímos una canción de flamenco y nos ponemos a tocar las palmas y así sucesivamente. Es extraño que una canción pueda hacer eso en nuestro cuerpo con tanta facilidad y que luego vengan en Biología y nos digan todas las células que tenemos en nuestro organismo, sus funciones, sus características y lo complicadas que son.

Hay expertos en psicología que dicen que si escuchas una canción bastante excitante, al no poder realizar ninguna acción, como bailar o saltar, te provoca un incremento de energía generada por el sistema nervioso.
Y qué más da la realidad, te dejas llevar, la escuchas y sientes lo que el autor de aquella canción te quiere transmitir, o lo que tú quieras entender, por qué hay que buscarle una explicación lógica.

lunes, 3 de octubre de 2011

¿Qué es el amor?

Dicen que el amor es abarcar una gran cantidad de sentimientos diferentes. Si, lo sé, esta definición parece un poco incompleta y por ello quiero aportar más de lo que nos dice todo el mundo. Porque quién no, en algún momento de su vida se ha hecho la pregunta: ¿Esto es amor?

Desde pequeñitos siempre, nos han pintado el amor de color de rosa aunque a veces y siento recordarlo, es de otros colores. Mi madre siempre dice que si no fuera correspondida tengo que ser feliz porque eso indica que puede volver a surgir amor en mi interior. Pero eso no importa, porque todos y lo digo con la mano en el fuego, queremos tener amor. Sé lo que estáis pensando. Y no, el amor no es tener una pareja únicamente, es tener a alguien cerca con el que compartir tus experiencias, es tu perrito lamiéndote la cara aun sabiendo que le has dejado solo todo el día y es el primer sentimiento que aparece antes de que haya algo malo.

Y enamorarse no es malo, todo lo contrario, si sale bien compartes tus ideas, tus sentimientos, tus miedos, tus proyectos, todo junto a otra persona. Y si sale mal o te chocas contra una pared, pues te levantas sigues tu camino y lo más importante aprendes del error que hayas cometido.
Como dijo Albert Einstein “La gravedad no es culpable de que la gente se enamore”


Y con todo esto yo digo:
- ¡Qué más da si el amor nos revoluciona, nos miente, nos calla, si queremos verlo, tocarlo, mimarlo, sentirlo, si nos apasiona tenerlo presente y que nunca se fuera! Qué más da, es parte de la vida y como todo lo vamos a tener presente.